La ventana como espacio de reflexión

El tránsito de la ventana al muro de cristal

La ventana fue, es y será una ausencia en el muro. Hoy en día, relacionamos la ventana principalmente con la luz natural, pero primitivamente, esa oquedad por la que pasaba el viento (ventus), se refería a la función de ventilar. Es una apertura que permite la unión entre el interior con la calle, la ciudad o el paisaje. El sustantivo «apertura», deriva del latín y se refiere a la entrada de algo cerrado.

Pensemos la ventana como ese espacio interior que nos permite ensimismarnos y a la vez estar conectados con el mundo exterior. Por la puerta se sale y se entra físicamente, por la ventana solo se sale con la mirada, y en el proceso, puedes sentirte como en una meditación de conciencia plena. Mirar por la ventana tiene un aura meditativa porque incorpora el paisaje. Buscamos introducir la naturaleza en nuestro hogar como una respuesta inconsciente a nuestros antepasados, quienes vivían en armonía, porque sus casas eran la naturaleza misma.

Cada momento histórico, permite a través de una técnica precisa, la concreción de las ideas de la época para hacer posible la emoción; la arquitectura es una emoción que se habita. De la misma manera que el sistema estructural de las iglesias góticas permitió transmitir la narrativa cristiana a través de sus grandes vitrales coloridos, los nuevos sistemas estructurales aparecidos durante el desarrollo de la arquitectura moderna, influenciado por las ideas de Paul Scheebart (entre otros), crearon una nueva cultura arquitectónica: la arquitectura de cristal.

La ventana incorpora una nota de poesía a la arquitectura.

Los materiales no son poéticos por sí mismos, pero en arquitectura pueden serlo. Pabellón Alemán, Barcelona, Original: 1929, Mies van der Rohe, Lilly Reich/Reconstrucción: 1986, Ignasi de Solà-Morales, Fernando Ramos, Cristian Cirici. Foto © María Emilia Nogal 

La ventana como esa ausencia inmóvil en el muro es desterrada por los paños de cristal. La ventana se vuelve una pared y los límites entre el adentro y el afuera comienzan a fundirse. La ventana es desacralizada. Como explica Peter Zumthor, los materiales no son poéticos por sí solos, pero pueden adquirir, en la arquitectura, cualidades poéticas si se encuentran las relaciones formales y de sentido correctas, es decir, que el edificio consigue producir significaciones sublimes a ciertos materiales constructivos que únicamente son perceptibles en una obra de dicha manera. Y estás significaciones hacen que la belleza de los mismos sea no perecedera.

El cristal fue la herramienta que permitió la transformación de la arquitectura internacional. El Pabellón Alemán de Barcelona, diseñado por Mies van der Rohe y Lilly Reich y construido en 1929, logró sintetizar ideas sobre la estructura y el espacio fluido, la atención al detalle, la proporción y elegancia, el lenguaje arquitectónico claro, la apertura a la naturaleza a través de las transparencias y el juego entre la luz y la sombra. El pabellón aloja el exterior en el interior, pero nos protege de las inclemencias del tiempo. Puedes ver cómo cae la lluvia, pero no te mojas. El cristal permite imaginar cómo huele la hierba mojada.

Mies y Reich utilizaron la pared de cristal de mínimos perfiles, como la representación espacial y material de las nuevas formas de vivir. Por los cánones de la época, y el «techo de cristal femenino», Mies fue el gran arquitecto y Reich la diseñadora de la arquitectura interior y textil, pero la realidad es que el dúo sentó doctrina en el uso de los materiales de construcción.

 

Perfil de acero pulido en una ventana interior.

El perfil de acero pulido es un elemento arquitectónico. Pabellón Alemán, Barcelona, Original: 1929, Mies van der Rohe, Lilly Reich/Reconstrucción: 1986, Ignasi de Solà-Morales, Fernando Ramos, Cristian Cirici. Foto © María Emilia Nogal 

Desde sus inicios, Reich descubrió el valor del material en bruto. En 1926, en la Feria Internacional de Frankfurt Main, en la exhibición De la fibra al tejido, expuso el material en bruto y su proceso de fabricación pues quería mostrar el valor intrínseco de los objetos y de los materiales por sí mismos como un signo de belleza. Esta forma de entender los materiales y sus formas la acompañó el resto de su vida.

En su libro El muro, Jesús Aparicio, habla del concepto tectónico como una forma de ver la arquitectura. Este concepto se refiere a la ausencia de la materia, que resulta en muros ligeros capaces de dejar que la naturaleza se incorpore a la arquitectura. Se refiere a la arquitectura de la levedad. Esta arquitectura evidencia con claridad su función, construcción y los esfuerzos estructurales de cada una de sus partes, tal como ocurre en la naturaleza. El pabellón es un clarísimo ejemplo de este concepto.

El paisaje llena con su presencia, la ausencia no construida. En el pabellón encontramos diferentes propiedades en los muros: muro de cristal transparente, muro de cristal de tonalidad verde o negro, muro de cristal blanquecino o traslúcido, muro de ónice pulido, muro de travertino y el muro de mármol pulido verde.  La luz y la visión que cada uno de estos muros ofrece nos lleva a la reflexión.

Imagen principal: Las paredes revestidas con materiales naturales también crean reflejos. Pabellón Alemán, Barcelona, Original: 1929, Mies van der Rohe, Lilly Reich/Reconstrucción: 1986, Ignasi de Solà-Morales, Fernando Ramos, Cristian Cirici. Foto © María Emilia Nogal